viernes, 30 de agosto de 2019

Un periodismo sin eufemismos, el punto de partida para contar una ciudad en crisis

Los periodistas Antonio Canchila, Javier Ramos y Carlos Ardila participaron en un conversatorio moderado por Tatiana Velásquez, durante el segundo día del Simposio Internacional de Periodismo en la UTB.
Tres periodistas que cubren Cartagena coincidieron en el segundo día del Simposio Internacional de Periodismo en la UTB para reflexionar sobre la calidad del ejercicio periodístico local y cómo éste debe de articularse con la recesión político-administrativa de la ciudad.

María Alejandra Romero Solano y Camila Tarrá Marrugo/ 

Estudiantes de Comunicación Social de la UTB

Sobre las trabas existentes para cubrir la crisis política-administrativa de Cartagena, la responsabilidad de los medios de comunicación con la sociedad civil y el papel de los periodistas para ayudar a superar este complicado periodo versó el panel Desafíos del periodismo en una ciudad en crisis, que contó con la participación de Antonio Canchila, corresponsal de la W Radio en Cartagena; Javier Ramos, editor de El Universal, y Carlos Ardila, director y fundador de la Revista Metro.

El conversatorio, moderado por Tatiana Velásquez, periodista y docente de la Universidad Tecnológica de Bolívar, comenzó reflexionando sobre los principales retos que atraviesan los periodistas para hacer cubrimientos críticos de la realidad cartagenera. 


Para Carlos Ardila, director y fundador de la revista Metro, el principal desafío recae en evitar que las agendas de los medios sean manejadas por los políticos y empresarios, y por el contrario los periodistas deben tener la autonomía de investigar cualquier historia, sin importar que esta involucre a poderosos. De esta manera, se ejerce un periodismo comprometido con la ciudadanía y capaz de buscar “la verdad que está detrás de lo evidente”.

Javier Ramos, editor del principal medio local de la ciudad, El Universal, dijo que el periodista debe tener buena fe para contar las problemáticas de Cartagena y exponer quiénes se encuentran detrás de la corrupción y del atasco que vive la ciudad.

Ante las faltas que han cometido los periodistas en su ejercicio profesional y la necesidad de una mayor autocrítica, todos los periodistas mencionaron que sí era cierto que existían periodistas “serviles” al poder que, en vez de investigar y ser críticos, se dedican a difundir comunicados de prensa que sólo sirven para sostener las mismas estructuras de poder.

“Los periodistas, son periodistas, no deberían pautar”, declaró Ardila. Sin embargo, el director de la revista Metro recalcó que cada caso es particular, y que a los periodistas asalariados se les “puede perdonar” la autocensura debido a que trabajan para medios que poseen sus propios intereses, Ramos lo refutó diciendo que, incluso siendo asalariados, los periodistas deben de ser críticos. “Es buscar la manera de no servir a ningún candidato, sino a la gente”, enunció.

Por su lado, Antonio Canchila planteó la necesidad de que en Cartagena exista un observatorio de medios. De esta manera, habría una entidad que propicie la reflexión a partir de la información publicada en los medios locales. Para esta propuesta, mencionó que la Fundación Gabo, al tener su sede principal en Cartagena, puede ayudar a cristalizar esa idea y no solamente propiciar una discusión sobre el estado de la profesión mirando hacia otras ciudades y países.


Los periodistas concluyeron que el periodismo local debe enfocarse en servirle más a la ciudadanía y en generar contenidos más críticos y analíticos. Pero, especialmente, en medio de la coyuntura cartagenera, le hace falta mayor investigación y un ejercicio sin eufemismos, es decir, sin ocultar datos y llamando las cosas por su nombre.


Como lo dijo Antonio Canchila, nombrar las problemáticas y los rostros detrás de las mismas son un imperativo para producir información de calidad y una realidad compleja como la cartagenera.

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